¡Benditos sean los experimentos en la cocina! Puede ser que la foto no sea la más apetecible del mundo, pero el resultado de este experimento totalmente improvisado ha sido de diez. Vamos, que me terminé comiendo dos platos llenos de esta delicia...
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Esta es una pregunta que ronda mucho mi cabeza últimamente.
Y es que, cuando nos encontramos mal, cuando no estamos sanos por el motivo que sea (y por supuesto no estoy hablando de un catarro o de una gastroenteritis puntual, o una gripe, hablo de una enfermedad crónica, o de encontrarse mal durante un largo tiempo por causas diversas) tendemos a centrarnos en que otras personas nos digan qué tenemos que hacer, y en realidad, nosotros mejor que nadie sabemos lo que necesitamos para sanar. Hoy vengo con esta receta rica de Falafel de lentejas germinadas. Receta vegana, sin gluten, sin huevo y sin cereales. Vamos que lo tiene todo... o mejor dicho, no tiene de nada! Jajaja apta para "todos los públicos", muy fácil de hacer y con mucho sabor.
Observas este plato lleno de color. Hundes el tenedor en este plato de ensalada. Eres capaz de distinguir las texturas de los diferentes alimentos con tan solo introducir el tenedor y escuchar el sonido. Te metes el primer bocado a la boca. Notas en tu boca la cremosidad del aguacate junto con la frescura del melocotón, el bacon crujiente y ese ligero toque amargo de la rúcula. Dulce y salado bailando en tu boca, mientras tu saliva dirige el compás. Explosión de sabor.
Hoy quiero hablar de la externalización. Una costumbre, hábito, o patrón, que tenemos profundamente incorporado en nuestra sociedad y en nuestras vidas, y que nos puede hacer tremendamente infelices si no nos hacemos conscientes de ello.
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